Idea de Don Bosco. Líneas fuerzas de nuestra espiritualidad
Don Bosco, Fundador de los Cooperadores Salesianos
Hemos visto cómo Don Bosco se sintió llamado a fundar una "familia" que trabajara en favor
de la juventud y las clases populares. De los tres grupos que la forman inicialmente, nos vamos a detener ahora en el de los Salesianos Cooperadores.
De las primeras "negativas"...
Tras concebir la audaz configuración de los colaboradores en salesianos "internos" y "externos", Don Bosco elabora para esta novedosa Congregación unas Reglas o Constituciones que envía a Roma en 1864 para su aprobación. El Último capítulo está dedicado a los "salesianos externos" y consta de cinco artículos:
Cualquier persona, aun viviendo en el siglo, en su propia casa o en el seno de su propia familia, puede pertenecer a nuestra Sociedad .
No hace ningún voto; pero procurará practicar aquella parte del Reglamento que es compatible con su edad, estado y condición, como seria organizar o enseñar el catecismo a los niños pobres, promover la difusión de los buenos libros, procurar que se celebren triduos. novenas, ejercicios espirituales y otras obras de caridad especialmente dirigidas al bien espiritual de la juventud o del pueblo sencillo.
Para participar de los bienes espirituales de la Sociedad, es preciso que el socio haga al menos una promesa al Rector de dedicarse a aquello que juzgue ser para mayor gloria de Dios.
Esta promesa no obliga ni siquiera bajo pena de pecado venial.
Todo miembro de la Sociedad que, por cualquier motivo razonable, saliera de la misma, es considerado como miembro externo y puede seguir participando de los bienes de la Sociedad, con tal de que practique ¡aparte del Reglamento prescrita para los extremos”.
La novedad de una sociedad así concebida resulta “escandalosa” en Roma y provoca su rechazo. Comienza entonces un proceso de sucesivos cambios y eliminaciones en el proyecto de Constituciones, que dura diez años: reducción de cinco a cuatro artículos, suprimiendo el último; inserción del Capitulo como Apéndice a las Reglas. Don Bosco se resiste tenazmente, por su conciencia de fundador de algo nuevo, pero obtiene siempre la misma respuesta negativa. Ni el desarrollo de la reflexión teológica ni la legislación vigente daban, por aquel entonces, un espacio concreto a su intuición y experiencia vital.
Este proceso concluye en 1874, con la aprobación de las Constituciones de los Salesianos sin el célebre capitulo y sin mención alguna a los "externos', privadas así de la genial intuición del Fundador.
…..hasta la aprobación del Reglamento (1876)
Pero Don Bosco no se desanima. Ante la imposibilidad de hacer entender a juristas y teólogos su idea de los 'salesianos externos", piensa en la estructura de una a modo de "Orden Tercera", al estilo de los Terciarios Franciscanos. Convierte a estos "externos" en "Unión de Cooperadores Salesianos", y perfecciona y elabora un "Reglamento" que ya le habían pedido sus primeros seguidores y colaboradores. Es aprobado, finalmente, el 9 de mayo de 1876 por el Papa Pío IX (Decreto 'Curo sicuti"). Este Reglamento es el que figura en el Apéndice del actual PVA.
Según el pensamiento de Don Bosco, el Reglamento debe servir de vínculo con el que "los católicos que lo deseen puedan asociarse a los Salesianos y trabajar con criterios comunes y estables para mantener constantes e invariables los fines y las actividades tradicionales"
La gran intuición carismática y específica
Don Bosco es original y audaz en su proyecto de incorporar a los laicos, sobre todo, a la misión salvadora. Esos "salesianos externos" son y serán, en su mayoría, laicos. "Es necesario que, en estos tiempos; contemos en el mundo con amigos; bienhechores; personas que, practicando lo que es propio del espíritu de los Salesianos, vivan, en sus propias familias, tal y como lo hacen los Cooperadores Salesianos"
El Capítulo General XX de 1971, dirá: El nuevo clima eclesial nos da la posibilidad de realizar el gran proyecto de Don Bosco: la unión de todos aquellos que, impulsados por su espíritu, sienten deseos de trabajar en favor de la juventud. Un poco después, afirma: "La vocación del Cooperador es; esencialmente, una llamada a servir en la Iglesia Es el eco de las palabras del propio Fundador a D. Lemoyne, su primer biógrafo, el 16 de febrero de 1884: "He estudiado mucho la manera de fundar los Cooperadores Salesianos. Su verdadera y directa finalidad es servir a la Iglesia..." (situados en la iglesia local).
Este tipo de proyecto para seglares no se había concebido ni intentado con tal amplitud, anteriormente. Sigue diciendo Don Bosco: "Haciéndose Cooperadores, pueden seguir en sus ocupaciones ordinarias, viviendo incluso en su familia, come si de hecho estuvieran en la Congregación"
Herederos y responsables de un legado histórico
En este marco de hechos y vivencias, y en las condiciones actuales, para quienes desean seguir a Don Bosco, la interpelación y el reto son evidentes:
- Los Salesianos Cooperadores son depositarios de la voluntad del Fundador;
- Depositarios de su carisma, "don de Dios" a la Iglesia toda;
- Son, somos, responsables, por tanto, de la permanencia de ese carisma, de su desarrollo y vigencia, de su crecimiento en la Iglesia.
La Asociación y sus miembros responden a lo permanente de este carisma especifico, esencialmente laical y de servicio a la iglesia. "Cooperadores Salesianos, cooperadores de nuestro ministerio, estad seguros y convencidos de la gran posibilidad que tenéis de hacer el bien: practicadlo con valor y serenidad. Sed levadura destinada a fermentar la masa..." (Juan XXIII).
Somos portadores de un carisma. Este carisma tiene un ritmo, un movimiento, al que podemos asignar fechas... Pero todo carisma auténtico es una realidad viva. Hoy no se puede hacer progresar ni crecer nuestro carisma en sintonía con el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, sin ser fieles, al mismo tiempo, a Don Bosco y al Concilio Vaticano II.
El PVA en los arts. 2 a 5 de su Estatuto recogen estos elementos específicos y definidores del Salesiano Cooperador al afirmar que:
- Comprometerse como Salesianos Cooperadores es responder a la vocación salesiana y asumir un modo específico de vivir el Evangelio y de participar en la misión de la Iglesia.Es, a la vez, un don y una opción libre que da calidad a la existencia.
- Inspirándose en el proyecto apostólico de Don Bosco, sienten vivamente la comunión con los demás miembros de la Familia Salesiana.
- La Asociación de los Salesianos Cooperadores es uno de los Grupos de la Familia Salesiana. Junto con la Sociedad de San Francisco de Sales, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y los demás Grupos oficialmente reconocidos, es portadora de la vocación común salesiana y corresponsable de la vitalidad del proyecto de Don Bosco en el mundo.
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